domingo, 17 de julio de 2011

Sinopsis de mi libro "Las decisiones finales"


Sinopsis



Beti Roldán, es una persona ambigua de 53 años, afincada en un pueblecito de la costa del Sol. Se desplaza a Madrid por dos días, para hacer entrega de un manuscrito con sus memorias a su pariente y amigo, el famoso escritor Raúl da Silva.
Allí, dando un paseo por la urbanización, por los alrededores del cha de Raúl, sola, y a medianoche, es testigo de un asesinato. Decide no involucrarse directamente, pero si aportar a la policía de forma anónima, las pruebas que se hallan en su poder, para lo cual recibe ayuda del escritor.
Raúl, creyendo conocer sus vicisitudes por haber sido su pañuelo de lágrimas en los años 70 allá en Río de Janeiro, cuando Beto, era un joven apuesto de unos 17 años y Raúl contaba con quince más, descubre tras las primeras ginas de la lectura que conoce poco de la vida Beti e ignorando muchas otras cosas de su pasado como Beto. (A la edad de quince años, ver morir a su primer amor de manos de su padre. Su vida como chapero. Y hasta su llegada a Brasil que es cuando se conocen).
Beti de regreso a su ciudad donde vive, descubre que su novio ha conocido a otra persona y le está siendo infiel, durante una conversación deja claro que no quiere seguir esa relación. Decide emprender un viaje a Venecia.
Mientras ella hace los preparativos del viaje, encontrándose con la incomodidad de no saber con quién dejar a su perro Igloo, pastor alemán de s de 50 kilos de peso.
Raquel, que es la muchacha que la ayuda en la casa y con el perro, a raíz de la muerte de su compañera de piso. Decide hacer una visita a su prima Elena, para comunicarle que durante un corto periodo de tiempo, va a estar sola y prácticamente de vacaciones, porque para quien trabaja se va de viaje a Venecia. Elena al escuchar el nombre de la ciudad, le pide a su prima que la ponga en contacto con Beti, explicándole que unas amigas han desaparecido y quizás ella pueda hacer el favor de ayudar, ya que tanto Elena como los familiares de las desaparecidas, se encuentran muy preocupados.
Un viaje que pensaba Beti, sería de placer y de descanso, se ve envuelta en una aventura para localizar a unas muchachas desaparecidas.
Pensando que iba a investigar ella sola, en el último momento se le une Elena en el viaje.
Juntas llegan a Venecia, sin tener muchas ideas de por nde comenzar, y conociendo tan solo el nombre del hotel donde se alojaron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

“Un soneto me manda hacer Violante / que en mi vida me he visto en tal aprieto” decía Lope de Vega. El autor de la novela, quizás con maldad, nos pone el palito con este blog para que opinemos sobre su obra cuya adquisición y lectura yo, en mi modestia, recomiendo vivamente. En mi caso es imposible hacer una crítica de algo que yo jamás he sido capaz de construir. Me repugnan las personas incompetentes metidas a cordon bleu de la cocina. Si a alguien le parece que hay —por ejemplo— demasiadas lanzas en La rendición de Breda no es válido decirle que borre algunas ni encargarle a alguien que pinte otro cuadro con ese “defecto” corregido. Así es la flor, no la toques que la mancillas. Quiero decir que yo me inclino ante toda obra humana nacida del esfuerzo y de la creatividad. Que no le veo defectos. Por lo tanto no hay fórmulas del tipo “yo habría…”, “echo en falta…”, “quizás debería…” y similares.
La novela Las decisiones finales es muy interesante desde el principio porque el autor sitúa y mueve a los protagonistas en ámbitos actuales haciéndoles vivir situaciones tan variadas que van desde lo patético a lo erótico, quizás de manera inconsciente hay un sedimento clásico en el argumento: el de la antinomia Eros-Tánatos. En el libro hay muerte. En el libro hay sexo. En el libro hay amor. Hay alcohol, crueldad y violencia.
Es una novela de abundante diálogo, podíamos decir que va radicalmente en contra del estilo ralentizado y minucioso de Proust que suspende la acción durante decenas de páginas para describir la flor del espino o la costumbre burguesa de la misa dominical seguida de la compra de los famosos brioches…
Suele ser muy frecuente que las novelas tengan hermanas y hermanos. Yo le pediría al autor que escriba un cuento, género literario que es la piedra de toque de todo buen escritor. Someterse a esa flagelación del espacio comprimido es un ejercicio que superaron con creces Chejov, Wilde, Twain, Stevenson, Chesterton y tantos otros habitantes del Parnaso.
En tiempo de calor tórrido, el ferragosto que diría un italiano, además de mandarle un abrazo al autor le conmino a que no se vuelva demasiado neurótico —solo lo justo y necesario— y que escriba. Que no deje de escribir. Gracias.